Castro Marim, una villa por descubrir

Castro Marim, una villa por descubrir

Junto al Guadiana y frontera con Ayamonte, Castro Marim es característica por sus tradicionales salinas y por su patrimonio y paisaje natural

En la margen derecha del Guadiana, la villa de Castro Marim es el escenario de numerosos vestigios que demuestran su ocupación desde la antigüedad. Fue poblada por fenicios, cartagineses, griegos, romanos, visigodos y árabes. Estando cerca del río, del mar, de la llanura y de la montaña y haciendo frontera con Ayamonte, Castro Marim fue durante siglos una importante plaza de guerra del Algarve.

En torno al castillo, erigido por Alfonso III, se puede contemplar un inmenso paisaje de salinas tradicionales. La conexión de Castro Marim con la actividad salina viene de largo, haciéndose casi imposible determinar la fecha precisa de su inicio. La explotación de este recurso, junto a la pesca y la agricultura, forma parte de la economía de esta región, marcando la cultura y la vivencia de la población local.

Visitar las salinas tradicionales es una excelente oportunidad para descubrir los saberes tradicionales utilizados durante siglos en la extracción de la sal, en una simbiosis perfecta entre el trabajo del hombre y la voluntad de la naturaleza. La sabiduría del incansable salinero, que conserva el arte y los instrumentos tradicionales, nos ofrece dos productos de calidad superior, perfectamente enraizados en la población castromarinense.

Las gentes de Castro Marim, habituadas desde la antigüedad a la convivencia con diferentes pueblos venidos del Mediterráneo, intercambiaron productos y prácticas, absorbieron modos de estar y de hacer, saberes madurados por el tiempo que llegaron hasta nosotros a través de los artesanos, tesoros vivos poseedores y transmisores de la herencia inmaterial de Castro Marim, que conservan la memoria de un pueblo y de una cultura.

Los visitantes todavía pueden encontrar quién, a la puerta de su casa, hace sus labores para decorar manteles. Todavía es posible conocer la cara de los hombres que, con las sabias manos, tejen cestos con paja y caña, hojas de junco y palmera y observarlos en el ejercicio de su oficio.

Todos estos patrimonios están aliados al paisaje natural del municipio de Castro Marim, un territorio con innumerables encantos por descubrir que deslumbran a todos los que lo visitan.

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Tags: Castro Marim

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