Situada en Estombar, esta es una magnífica quinta donde el vino se alía al arte de forma especial.
La propiedad tiene casi 50 hectáreas, de las que 18,5 están ocupadas por viñas. De ella salen varios caldos, producidos bajo la supervisión de enólogos de renombre.
Las uvas se recogen a mano, se seleccionan en el campo y después son despalilladas y aplastadas. En la bodega, la fermentación se produce bajo un meticuloso control de temperatura que origina los néctares divinos finales, listo para ser apreciados in situ en la sala de catas.
Un placer para la vista es el área reservada a los animales que acoge la quinta: cabras, aves, ovejas churras algarvías, cerdos, caballos, burros y un pequeño grupo de ciervos dan otra vida al espacio. Pero esta no es el único atractivo peculiar de la quinta. Y es que entre vinos y animales, hay también un lugar para el arte, a través de esculturas expuestas por toda la propiedad.
Así pues son muchos los pretextos para pasar por la Quinta dos Vales o para alojarse en una de sus tres casas de campo o de sus cuatro apartamentos.
