Los ejemplos más representativos son los de Mértola y Silves, aunque se habían identificado patios con jardines en Lisboa.
Al igual que en otras regiones de Al-Andalus, la arquitectura civil del Gharb (correspondiente en la actualidad a los territorios de Coímbra, el Estuario del Tajo, el Alto Alentejo, el Bajo Alentejo y el Algarve) tiene espacios con áreas interiores abiertas a la naturaleza con zonas verdes y paseos, a menudo acompañadas de agua o fuentes a través de las que circula el agua en canales pequeños, y son comúnmente llamados patios con jardín o simplemente jardines.
Estos espacios hasta ahora se encuentran en edificios posteriores al Gharb, incluyendo Almorávides y Almohades, los ejemplos más representativos de Mértola y Silves, aunque se habían identificado algunos casos de patios con jardines en Lisboa.
Los patios, espacios abiertos interiores, son conocidos desde el primer milenio antes de Cristo, en el sur de Portugal, constituyendo así una tradición mediterránea que renovar con la conquista romana.
Algunos de estos espacios son transformados en exquisitos jardines con variada vegetación, lagos con fuentes y con ricos revestimientos de estuco decorado con mármol y mosaicos, y no era raro encontrar en estos espacios esculturas de deidades relacionadas con la naturaleza. Eran lugares agradables cuya perfección y belleza provocaban la contemplación.
Jardines islámicos en el espacio central de la casa, donde el patio con árboles y el agua también constituyen construcciones ideales que tienen rico simbolismo y de acuerdo con algunos autores sería una aproximación al concepto coránico de paraíso.
Los jardines son variables aunque siempre corresponden a espacios poligonales de cuatro lados y pueden ser rectangulares, cuadrados o trapezoidales, dependiendo de la morfología de los edificios en que se encuentren.
Aunque algunos de los jardines conocidos tienen orientación este-oeste con una fuerte connotación socio-religiosa en el Islam, hay algunos que huyen a esta práctica, como es el caso de las dos casas en la medina de Mértola, orientadas al noreste-suroeste.
Las camas de los jardines fueron definidas por buena piedra de mampostería unidas por una masa de cal y arena, constituyendo a menudo el único espacio en la habitación con tales características. El suelo de los jardines estaba inclinado ligeramente hacia el centro del patio con el fin de drenar las aguas de lluvia a través de los desagües.
Los jardines eran espacios cerrados y protegidos por las paredes de los compartimentos que los rodean y también constituyeron la intimidad de los lugares donde uno puede disfrutar de la sombra, la humedad y frescura por el agua y las plantas que ayudan a aliviar los veranos abrasadores y prolongada sequía.
Hierbas y fruta madura despedían olores que perfumaban los jardines y las habitaciones cercanas de la casa.
Los jardines residenciales tenían también una función, proporcionando no sólo hierbas culinarias, sino también especias de carácter medicinal, algunas de las cuales se utilizan en infusiones.
