Lagoa, un lugar que detiene el tiempo

9 marzo, 2015

Una colina se levanta sobre la colina donde hace tiempo, cuenta la tradición, existió una laguna. Allá en lo alto, la torre de una iglesia, un laberinto de calles donde predomina el blanco. Esto es la Lagoa donde portales manuelinos, ventanas recortadas en azul y la torre mirador de un convento hacen parar el tiempo, evocando formas de vivir ya olvidadas.

El azul-turquesa del mar enmarcado por acantilados ocres y playas de arena suave.

Racimos de uvas madurando al caliente Sol del verano. Las formas, los colores, los diseños de una cerámica con origen secular. Atractivos de Lagoa y de su municipio completados por el colorido del puerto de pesca de Ferragudo, por la romántica capilla de Nossa Senhora da Rocha elevada sobre el mar, y por las fantasiosas rocas del Algar Seco.

Lagoa es una ciudad sede del ayuntamiento, situada en el corazón del barlovento algarvío, entre los ayuntamientos de Portimão y Silves.

Según fuentes históricas el primitivo aglomerado de Lagoa habrá nacido alrededor de una laguna, cuyos pantanos se han secado con la finalidad de crear tierras fértiles y viviendas donde los pueblos del imperio musulmán acabaron por instalarse, creando fuertes lazos culturales.

La ciudad de Lagoa es una tradicional ciudad algarvía que, como sede de ayuntamiento, contrasta fuertemente con las localidades costeras que, desde la década de 60, tiene manifestado un fuerte crecimiento urbanístico y turístico por la cualidad y belleza de sus playas.
En lo alto de una pequeña colina, rodeada por viñas, Lagoa se ha ido manteniendo calma y aún pacata, orgullosa de sus pequeños jardines, de la bella iglesia, de su interesante depósito de agua con balaustradas de loza fina de barro asfaltado y del Convento de S.José, actual centro cultural de la ciudad.

Famosa es la gran feria de artesanato y cultura realizada anualmente en el Parque de Ferias y Exposiciones de Lagoa: FATACIL.

La región de Lagoa prima, igualmente, por el vino de excelente cualidad que aquí se produce, ya de renombre internacional.

El arte del pueblo
Hablar de artesanía en Lagoa es hablar de cerámica, de tan considerable que es la tradición del trabajo en barro y tan numerosos los artesanos que se dedican a su decoración. Con predominancia de los azules que, recordando al mar tan próximo, incluyen el turquesa. La cerámica de Lagoa atrae por su colorido y por sus formas. Existen otros tipos de artesanía en Lagoa y su municipio. Desde la construcción de miniaturas de barcos de pesca y de las galantes carrozas algarvias, a los trabajos en paño, bordados en lino, arreglos de flores secas, sillas de esparto, muñecos de paño y lana, de las miniaturas con conchas, pinturas en tejidos, tapicerías, hierro forjado y, como sucede en todo el Algarve, los delicados trabajos de esparto con el color de la palmera o teñida con colorantes vegetales: espuertas, pequeños bolsos, alfombrillas, etc.

Todo empieza en el vino

La tradición de la cultura de la viña en Algarve es milenaria y prosiguió durante la presencia árabe. No es de extrañar, por lo tanto, que en la región se produzcan buenos vinos y que Lagoa sea el corazón de esa producción, atendiendo al hecho de ser centro de un ecosistema específico, con suelos de arena.

Los vinos blancos y tintos de Lagoa son aromáticos, suaves y agradables. También son producidos vinos aperitivos secos y dulces, a partir de variedades regionales. Pero no sólo d vino vive el hombre. Por ello, Lagoa ofrece al paladar, además, de la siempre apetitosa sardina asada, aromáticas sopas de pescado a las que no falta la hoja de laurel, ensopado de pescado, jureles aliñados, frijoles blancos con coquinas, puré de maíz con sardina o berberecho, pulpo al horno y las típicas recetas de carne del estofado de rabo de buey con garbanzos y el borrego arabesco, evocador de una herencia nunca olvidada.

En los dulces, la elección recae entre los morgadinhos algarvios de masa de almendra con formas de objetos, animales y flores, el pudin elaborado con las jugosas naranjas algarveñas, el pastel de cidra y los florados de Lagoa (dulce de huevos con forma de flores), con sabor a almendra.