Faro, los encantos de la Cidade Velha

Faro, los encantos de la Cidade Velha

Estrechas callejuelas adoquinadas, edificios con siglos de historia ocultos en cada rincón y cafés con un encanto especial, casi de otra época. Así es la Cidade Velha de Faro, un lugar repleto de magia e historia que logra cautivar al viajero desde el primer momento.

En torno al antiguo puerto y a la Catedral de Faro, se erige la Cidade Velha, también conocida como Vila-Adentro. Se trata de la parte más antigua de la ciudad, casi un viaje en el tiempo entre murallas del medievo y su laberinto de calles empedradas. Rodeada prácticamente por murallas y con tres accesos diferentes a través de grandes arcos, la Cidade Velha de Faro es un lugar de visita obligatoria para todo el que llegue al Algarve.

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El Arco da Vila es el punto ideal para el que pisa la Cidade Velha por primera vez. Desde aquí, la ciudad se muestra esplendorosa ante los ojos del visitante, invitándolo a adentrarse en ella y a descubrir a su paso cada uno de los misterios que esconde. Un laberinto de calles adoquinadas transporta al turista de un rincón a otro hasta desembocar en el Largo da Sé, donde se encuentra la Catedral de Faro y algunos palacios.

La Catedral tiene sus orígenes en el siglo XIII, aunque fue reconstruida tras el terremoto de Lisboa. Su interior es una mezcla de estilos gótico, renacentista y barroco. La visita a la Catedral incluye el recorrido por la iglesia y el museo catedralicio, pero también un momento único como es la ascensión al campanario, un mirador desde el que se puede apreciar la Cidade Velha en todo su esplendor.

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El Museo Arqueológico es otro de los puntos de visita obligatoria para los turistas. Ocupa los claustros renacentistas del antiguo convento de Nossa Senhora da Assunçao y ha sido declarado Monumento Nacional. Entre sus mejores piezas, destacan un enorme suelo de mosaico romano y una colección de lámparas de aceite árabes.

No hay que olvidarse de disfrutar de cada paso por las callejuelas de la Cidade Velha, y en especial de la Rua do Santo Antonio, una calle peatonal repleta de tiendas y restaurantes montados en edificios históricos de la ciudad. Ya en la bahía, el visitante puede concluir su recorrido por este singular enclave con un paseo por los jardines de Faro, y alguna que otra parada, si lo desea, en uno de las cafés de la zona.

Para los que llegan en coche, al sur de la Cidade Velha está el Largo de Sao Francisco, utilizado como aparcamiento durante todo el año. Tan sólo permanece cerrado en octubre para la Feira da Santa Iria.

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